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En los albores de la creación, cuando las Tierras Convergentes aún eran esculpidas por manos celestiales, surgieron criaturas nacidas del deseo de perpetuar un legado de poder eterno. Entre las sombras de ese tiempo primigenio, un ser fue formado con majestad oscura y un corazón lleno de ambición. Aunque alzado como el primero entre los suyos, su alma fue pronto consumida por la envidia, y en su orgullo decidió desafiar el orden natural. No tardó en reunir a otros como él, y junto a cinco figuras de inmenso poder, estableció los cimientos de una raza que caminaría eternamente entre la noche y la sangre. Así nacieron los grandes clanes de los bebedores de vida.

A lo largo de los siglos, el linaje de aquel primer engendro, conocido por su brutalidad y sed de dominio, se extendió como una peste elegante por los rincones del mundo. Ciudades cayeron ante su avance, y los que sobrevivían no eran salvados, sino transformados. Se convirtieron en heraldos de la oscuridad, siervos de una estirpe que parecía inmune al paso del tiempo. Cuando estalló la gran guerra, su poder ya no era rumor sino realidad, y su lealtad al trono de sombra los volvió enemigos de todos los que aún abrazaban la luz.

Pero hasta en los corazones más antiguos puede sembrarse la duda. En el ocaso del conflicto, cuando las estrellas parecían luchar por regresar al firmamento, los líderes de los clanes alzaron la mirada hacia su tirano y, liberados del dominio del mal supremo, conjuraron una rebelión silenciosa. Fue en ese momento de ruptura que lo impensable ocurrió: los hijos de la noche, antaño enemigos de la esperanza, se unieron al último aliento de los pueblos libres. En una batalla que estremeció el tejido mismo del mundo, los traidores destronaron a su señor y sellaron el destino de quienes los habían creado.

Ahora, en tiempos de aparente paz, estas criaturas de la noche caminan entre los vivos con un aire de nobleza antigua y peligro latente. Las naciones los respetan, pero no confían. Sus clanes, aún divididos por disputas antiguas, mantienen una guerra silenciosa en las sombras del mundo, mientras los sabios observan con ojos cautelosos. Algunos creen que un nuevo despertar está por llegar, que la sed dormida no ha sido saciada del todo. Pero hasta que el velo de la noche vuelva a alzarse, su destino permanece oculto... como siempre lo ha estado.